En esta etapa se desarrolla la enfermedad propiamente dicha, una
vez cae el alcohólico en su curso y no hace nada por liberarse no se detiene
hasta llegar la destrucción. Se inicia con la necesidad de beber más de una
copa.
FASE 8 PERDIDA DE CONTROL
Una vez que el alcohólico bebe una pequeña cantidad de alcohol, por
ejemplo un trago mixto o un vaso de cerveza o de vino, se despierta en él una
apremiante necesidad de beber, la cual lo lleva a embriagarse
completamente, contrario alo que sería la conducta de un bebedor social que
solamente busca una copa para sentirse alegre con sus amigos o para disfrutar
de un aperitivo.
La perdida de control puede despertarse no por iniciativa del bebedor
sino, incluso, por una invitación inesperada que reciba de un amigo u otra
oportunidad para bebidas no programada por él mismo.
Ya cuando se ha recuperado de la borrachera, no es la pérdida de
control por sí misma la que lo hace volver a beber, sino la susceptibilidad
emocional que hablamos antes; el individuo empieza a darse cuenta que
necesita la droga del alcohol para calmar sus conflictos internos y al tomarla
ya no la puede manejar porque se inicia otro periodo de embriaguez. Se da
cuenta con tristeza de que su fuerza de voluntad es insuficiente para dominar
el alcohol y le entra duda de si en verdad está dominado por el alcohol o se
debió solamente a un descuido. Aquí empieza una serie interminable de
pruebas que siempre terminan en una total embriaguez; el asunto de la fuerza
de voluntad adquiere suma importancia para él y cuando surge alguna tensión
emocional bebe una copa abrigando la esperanza de no pasar de allí pero,
tarde o temprano, se da cuenta que esa singular copa es sólo el preludio de
un nuevo periodo de embriaguez; finalmente se da por enterado de que su
fuerza de voluntad se ha esfumado como por encanto y se dispone a
recuperarla pero haciendo uso del alcohol iniciando así otra cadena de
borracheras para demostrarse a sí mismo que es dueño de su voluntad. El
enfermo no se percata que la fuerza de voluntad no la ha perdido para otras
cosas de la vida cotidiana, pero que para dominar el alcohol definitivamente
sí, y allí está el problema que lo seguirá mortificando en lo sucesivo.
FASE 9 RACIONALIZAR EL COMPORTAMIENTO BEBEDOR
Racionalizar quiere decir convertir los pretextos en razones lógicas
para justificar cada una de sus recaídas en el alcohol; al principio le es fácil
porque las bebetorias no son frecuentes e incluso él mismo llega a creer las
razones que tiene, pero al transcurrir del tiempo tiene que inventar mentiras
para justificar su conducta de bebedor ante los demás y él se da cuenta de
que está mintiendo. Las personas de su medio social se desconciertan y le
creen muchas veces; esto le da seguridad para seguir mintiendo y creerse él
mismo sus propias mentiras.
FASE 10 PRESIONES SOCIALES
Es evidente que su conducta ya es objeto de recriminaciones en el
hogar, comentarios y reproches de parte de los amigos y llamadas de atención
de los jefes y patrones en el trabajo. Ante este acosamiento o presión social,
el enfermo acentúa sus racionalizaciones poniéndose a sí mismo toda clase de
excusas con las cuales trata de sacar a flote su personalidad.
FASE 11 ILUSIOES DE GRANDEZA
Se empieza a dar cuenta de que ya es menos apreciado, y que sus
familiares no le creen cuando él dice o promete algo. En el trabajo no lo
ascienden ni lo suben de categoría; más bien consideran un favor el dejarlo
donde está y no correrlo a la calle. Sus amigos empiezan a hablar mal de su
comportamiento desviado, etc. Todas estas actitudes negativas de los demás
lo hacen adoptar un mecanismo compensatorio defensivo que consiste en una
actitud fanfarrona respecto a sus posibilidades sociales y económicas, así
como de su capacidad para desempeñar su profesión u oficio. Si es carpintero,
se cree que hace los mejores muebles del mundo; si su profesión es médico,
llega a creerse él mismo que no hay nadie que se le iguale en diagnósticos y
tratamientos, etc.
FASE 12 CONDUCTA MARCADAMENTE HOSTIL
Sus razonamientos lo inducen a pensar que el resultado de su
conducta no es culpa de él sino de los demás y ello lo hace alejarse
paulatinamente del medio social donde se desenvolvía y a presentar como
defensa a su personalidad en peligro una conducta agresiva como uno de sus
últimos cartuchos; conducta parecida a la de un tigre acorralado cuando ve
que es impotente ante sus enemigos. Esta conducta puede ser de desprecio o
de agresión directa, según sea el tipo temperamental del alcohólico.
FASE 13 REMORDIMIENTOS PERSISTENTES
Se da cuenta el alcohólico que su conducta ha cambiado
ostensiblemente comparándola con el pasado y que su potencial energético,
físico y mental va en bancarrota hacia la disipación y el desprecio, esto,
naturalmente, son secretos internos que le producen remordimientos
persistentes que lo hacen reflexionar positivamente, haciendo probablemente
un postrer examen de conciencia. Más tarde, esa conciencia, aunque la tenga,
no le servirá de nada.
FASE 14 PERIODOS DE ABSTINENCIA TOTAL
El remordimiento y las presiones sociales lo hacen reaccionar diciendo
que va demostrar que tiene fuerza de voluntad y entonces deja de beber
durante cortos o largos períodos, pero tarde o temprano vuelve a caer en
manos de su amo, el alcohol. En el remoto caso de que lograra conservar su
abstinencia, su vida emocional se convertiría en un infierno, debido a que las
tensiones no tienen ningún escape porque el enfermo usa el mecanismo de la
represión y este mecanismo puede dar origen a trastornos emocionales y
enfermedades de origen inexplicable; va donde un médico general y dicho
profesional nunca acierta con su padecimiento. El alcohólico es víctima de
deformaciones síquicas causadas por tensiones emocionales reprimidas.
FASE 15 MODIFICA SUS HÁBITOS DE BEBER
Se da cuenta de que es imposible prescindir del alcohol y empieza a
formarse la idea de que su fracaso en la bebida se debe a que ha usado las
marcas de licor equivocadas y empieza de nuevo a experimentar; que cerveza
nacional o que cerveza extranjera; que tequila amarillo, que tequila blanco;
que Scotch caro, que Scotch barato; que licor de 65 grados oque de 90, etc.
Pero experimentos todos que, tarde o temprano, terminan en la embriaguez.
Después cree que es lo inoportuno de la hora, lo culpable de no poder
controlarse y dice por ejemplo que como aperitivo es bueno un traguito
porque al comer desparece la tentación, oque al acostarse es medicinal otro
traguito porque quita el insomnio y calma los nervios. El resultado de estos
nuevos experimentos no se deja esperar; termina en borracheras. Así el
alcohólico en cuanto más dañado de la mente se encuentra, más pretextos
encontrará con el fin de tratar infructuosamente de controlar su manera de
beber. Insiste en tratar de asegurarse a sí mismo de que aún es dueño de su
libre albedrío, de que aún le sirve para algo su fuerza de voluntad; lejos está
de darse cuenta de que a estas alturas el alcohólico sólo responde a los
dictados de su enfermedad.
FASE 16 ABANDONO DE AMISTADES
Su esfuerzo por dominar el hábito del alcohol aumenta su agresividad
y no es él quien toma la iniciativa para abandonar a sus amigos, sino que son
ellos los que casi siempre rehuyen su presencia. El enfermo empieza a
hacerse la pregunta de si el trago estará interfiriendo con sus amigos y sus
actividades.
El sujeto se encuentra acosado por sus problemas familiares, sociales
y de trabajo y descubre que el uso incontrolado que hace de las bebidas
embriagantes interfiere con el curso normal de sus actividades pero a la vez él
sabe que no puede prescindir del alcohol, trata de controlarlo y es posible que
lo consiga por algún tiempo, a veces largo (FASE 14), pero con el transcurrir
inexorable del tiempo la enfermedad avanza y llega el momento en que le es
imposible no sólo controlar el alcohol sino alejarse de él (FASE 18). Se
aprietan cada vez más los tentáculos de ese abrazo mortal con las bebidas
embriagantes.
FASE 17 PÉRDIDA DEL EMPLEO
El alcohólico ve con evidencia que su manera de beber afecta sus
actividades cuando sus jefes o patrones lo obligan a presentar su renuncia por
irresponsabilidades en el trabajo y en los casos extremos el enfermo es
despedido de su cargo sin consideración alguna. Estas experiencias funestas
van creando más sentimientos de angustia e inferioridad en la mente ansiosa
del sujeto lo cual, a su vez, prolongando el círculo vicioso, lo incitan más a la
bebida.
FASE 18 SUBORDINACIÓN COMPLETA AL ALCOHOL
Llega el momento en que es imposible concebir la vida sin alcohol. Se
establece entonces una completa y enfermiza dependencia emocional hacía el
alcohol. Ya el enfermo no se pregunta ¿cómo afecta la bebida mis actividades
diarias? Sino ¿cómo afectan mis actividades diarias la bebida?
Es decir lo contrario de lo que significa responsabilidad, al pronunciar
cuando se encuentra en la mesa de una cantina: lástima que tengo que ir a
trabajar. Lo que quisiera es pasarme toda la vida bebiendo.
El alcohólico a través de todas las fases de la alcoholemia va
considerando cada vez más que el trabajo, los estudios, el deporte, la familia
o las diversiones constituyen un estorbo a su placer obligado de mantenerse
borracho. Poco a poco va entregándose más al alcohol hasta convertirse en su
esclavo como lo vamos a ver en la fase crónica de esta descripción.
FASE 19 APATÍA HACIA OTROS INTERESES EXTERIORES
Pierde interés por lo que antes le causaba distracción como practicar
un deporte o ir al estadio a ver jugar su equipo favorito. Renuncia a las
actividades filantrópicas, culturales, literarias o científicas a que pertenece
por considerar que absorben mucho de su tiempo, para dedicarse a su
diversión principal, el alcohol. Como puede verse, a medida que avanza la
enfermedad va ocupando cada vez más la atención del enfermo hasta que lo
entretiene completamente.
Se dice que la enfermedad alcohólica es incurable, progresiva e
insidiosa, por las siguientes razones:
ES INCURABLE, porque hasta la fecha no conocemos ningún
alcohólico que pueda volver a beber normalmente; se entiende que se
considera alcohólico a quien haya alcanzado por lo menos la fase 8 de la
tabla, pérdida de control.
ES PROGRESIVA, porque hasta la fecha no sabemos de ningún
alcohólico que habiendo alcanzado cierta fase de la tabla, se estacione en
ella y diga de aquí no paso y lo cumpla bebiendo.
ES INSIDIOSA, porque teniendo el enfermo una atracción orgánica y
física por el alcohol, en el momento más inoportuno puede volver a beber
aún cuando se haya hecho el propósito firme de no hacerlo. Está demostrado
que casi la totalidad de los alcohóicos necesitan ayuda externa para obtener
resultados en sus buenos propósitos.
FASE 20 NUEVA INTERPRETACIÓN DE SUS RELACIONES
INTERPERSONALES
Antes de ser problema alcohólico conservaba relaciones cordiales y
amistosas con toda clase de personas, pero llegado este punto comienza a
discriminar y establece casi un divorcio con la sociedad de personas que no
beben, y comienza a rodearse de amigos que comparten su afición por el
alcohol, en su afán inconsciente de aislarse va considerando la gente normal
como elemento de choque a la satisfacción de sus tendencias alcohólicas, se
siente criticado y amonestado aunque no sea así, hasta tornarse en un
individuo hosco y huraño en sus relaciones sociales y laborales. Esta fase es el
síntoma inicial de lo que más tarde será un total divorcio con la sociedad.
FASE 21 MARCADA CONMISERACIÓN DE SÍ MISMO
Conmiseración significa sentir lástima de sí mismo, y eso le sucede a
nuestro enfermo de tanto sufrir frustraciones y hostilidades del medio
ambiente. Llega a tanto su estado que empieza a considerarse un
desgraciado, sufre humillaciones en su trabajo, dentro de su círculo social y
familiar, y en parte de sus amigos que él aún considera sinceros; su estado de
salud en la mayoría de los casos es precario, todo ello viene a sumarse de
golpe y por ello siente lástima de sí mismo y vive en un constante lamento
que indudablemente lo hace desembocar en el alcohol. Todos conocemos
casos de muchos alcoholicos que rompen a llorar amargamente cuando están
con sus copas, el alcohol libera sus inhibiciones manifestándose el llanto que
en estado de abstinencia no se produciría.
FASE 22 FUGAS GEOGRÁFICAS
Llega el momento en que se siente acosado dentro de su círculo social
y hace suyo aquel refrán que dice que nadie es perfecto en su tierra. Planea
una fuga geográfica y cree que con cambiar de ambiente en otra ciudad o país
donde no le conozcan, su vida será distinta y podrá dejar de beber
recuperando el prestigio perdido.
Piensa que debe de tomar esta medida audaz para resolver de una
vez por todas el problema. Puede irse de su país natal e incluso triunfar, pero
tarde o temprano, lo insidioso de su enfermedad lo hará recaer y recuperará
el desprestigio que según él había dejado enterrado en su propio terruño.
Estas fugas geográficas pueden multiplicarse pero, desafortunadamente, el
resultado es el mismo: rotundos fracasos.
FASE 23 CAMBIO EN LAS COSTUMBRES FAMILIARES
La familia del alcohólico que, probablemente antes de ser un
problema el enfermo, llevaba una vida social activa, empieza ahora a aislarse
debido al bochorno y la vergüenza de tener un familiar que, según ellos, es un
vicioso degenerado que por voluntad propia y por gusto particular se está
conduciendo al abismo. Otros casos, por el contrario, son de familias que
antes preferían llevar una vida retraída, pero evadiendo los momentos
dolorosos que se producen en el seno de un hogar alcohólico, prefieren iniciar
una vida social activa.
La más sorprendente conclusión de esta fase es la siguiente: la
familia del alcohólico sufre el mismo alcoholismo que el enfermo. Aún sin
beberse un trago, la familia desarrolla los mismos defectos de carácter, los
mismos resentimientos y estados de conmiseración. Lo único que le falta para
completar el cuadro es el alcohol, y algunas veces lo tienen.
El constante estado de martirio en que mantiene a su familia durante
años, puede desencadenar en ellos enfermedades de origen sicosomáticas,
por ejemplo, la alta tensión arterial, la artritis, reumatismo e incluso la
diabetes.
Los niños hijos de alcohólicos, de por sí, son irritables. Se les
desarrolla una neurosis infantil la cual puede manifestarse por neurosis
nocturnas como orinarse en la cama, mala conducta en el hogar y en la
escuela, retraso escolar, etc.
Aunque haya dejado de beber, la situación del hogar de un alcohólico
es muy difícil y lo más probable es que necesite orientación.
FASE 24 RESENTIMIENTOS IRRAZONABLES
La conmiseración de sí mismo, avanza hasta convertirse en
resentimiento, o sea un estado que se designa como la cúspide de la
enfermedad moral. Resentir, como su significado lo indica, es volver a vivir
las injurias recibidas y, en general, desencadena una infección espiritual
donde los microbios son las emociones reprimidas. El YO se encuentra
indefenso y puede llegar a destruirse completamente, exhibiendo el individuo
afectado un deterioro moral marcado, muchas veces irreparable. A estas
alturas hay fuertes complejos, arraigados como tumores espirituales malignos,
y una consciencia derrotista que hacen aparecer al alcohólico como un real
deshecho físico, mental y espiritual. Ahora tiene envenenada el alma, llena
de odio, rencor, envidia y perfidia. No puede perdonar y no quiere tampoco,
porque ha empezado a desintegrarse moralmente y desea inconscientemente
alcanzar la máxima destrucción.
FASE 25 PROTECCIÓN DE SU ABASTECIMIENTO
Su constante preocupación por no encontrarse desprovisto de su dosis
necesaria, lo hace esconder provisiones de licor en los lugares menos
esperados, lugares apartados de su casa, jardín, empleo, etc. Y así en el
momento en que le apremie la compulsión por beber no sufre las
consecuencias de la cruda.
FASE 26 DESCUIDO DE LA ALIMENTACIÓN
El consumo constante de alcohol va produciendo una irritación de las
paredes gástricas lo que a la larga trae la falta de apetito. Ahora va a
necesitar un aperitivo para comer bien, y con el tiempo con sus continuas
bebetorias va a olvidar sus horas reglamentarias de alimentación o va a
establecer un desorden en las mismas. Llega el momento en que esta falta de
alimentación le puede producir trastornos por carencia de vitaminas o por
debilidad general. El organismo se va minando, iniciando así la aparición de
enfermedades graves.
FASE 27 PRIMERA HOSPITALIZACIÓN
Debido al constante consumo de alcohol, el enfermo puede llegar a
requerir los auxilios médicos. No es necesario que el alcohólico sea internado
en un hospital o casa de salud, para que se cumpla esta fase de la tabla.
La reclusión hospitalaria puede llevarse a cabo en su propia casa de
habitación. El motivo de esta hospitalización puede incluir desde la simple
intoxicación hasta la más grave de las enfermedades físicas o mentales
desencadenadas por el alcohol. Conforme las recaídas van sucediéndose, las
hospitalizaciones o tratamientos médicos particulares se hacen necesarios con
mayor regularidad.
FASE 28 DISMINUCIÓN DEL IMPILSO SEXUAL
Uno de los primeros síntomas de debilidad orgánica es la disminución
del impulso sexual, la cual se da en una forma completa, en alrededor de la
mitad de los casos.
Es oportuno indicar que el alcohol produce una acción destructora
sobre las células germinales y en muchos casos produce esterilidad. Entre los
consejos que dan los profesionales podemos adelantar el siguiente:
Para concebir un hijo, ni aún las personas no alcohólicas deben de
excederse en el uso del licor pues los espermatozoides son muy susceptibles a
la acción del alcohol y a la hora de fecundar el óvulo femenino se pueden
encontrar en una condición débil e insana, de ahí las serias taras hereditarias
en algunas generaciones de alcohólicos.
FASE 29 CELOTIPIA ALCOHÓLICA
Ya sea la impotencia sexual, o la constante desavenencia en el hogar,
predispone al enfermo a creer que su compañero de vida le está siendo
infiel, desencadenando así celos infundados la mayor parte de las veces, en
ocasiones originando serias tragedias pasionales, siendo estas de mayores
proporciones si ya el alcohólico padece de crisis alucinantes. Los celos se
apoderan de su mente como idea obsesiva, bebe más, complicando así la
posibilidad de un buen entendimiento con su cónyuge.
FASE 30 BEBIDA REGULAR MATUTINA
El terrible estado de ansiedad, el malestar físico, las crudas, los
temblores y la inseguridad síquica, hacen imposible que el alcohólico
empiece el día sin el auxilio de la primera copa al levantarse.
Esta fase señala el final de la etapa crítica y es el preludio de la
etapa crónica.
La bebida empieza al levantarse. El enfermo aún trata de no
desatender sus obligaciones laborales y con el auxilio de ese trago soporta
más o menos las primeras horas del día, necesitando a intervalos otras dosis
de sostenimiento hasta que llega la hora de concluir sus labores y poder
intensificar la borrachera durante la noche y así seguir con la cadena
interminable de tragos.
La duración de este período de la alcolomanía depende de la
constitución física del enfermo o de su grado de cultura o formación ética. El
trata por todos los medios posibles por no llegar a la ruina y se sobrepone por
cortos períodos para no caer en el desprestigio social; no obstante su lucha,
sus resistencias sucumben ante la compulsión física y la obsesión por la
bebida: la enfermedad sigue su marcha.
domingo, 16 de mayo de 2010
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